Cangas de Onís, para muchos, es el concejo más codiciado de Asturias. Lleno de magia, de culto, de turismo y de aventura, y lleno de las más emblemáticas señas de identidad de todos los asturianos. Qué maravilla natural poder ascender a los Lagos de Covadonga, visitar el Santuario de Nuestra Señora de Covadonga, pasear cruzando el Puente Romano y, por qué no, coger el coche y en 15 minutos disfrutar de la experiencia de comer o cenar en Casa Marcial, una de los mejores restaurantes de España. Hablamos también de los Picos de Europa, de montañas infinitas y Lagos como el Enol y el Ercina, quizá de los más mágicos de toda la cordillera cantábrica.
Miyar es una pequeña localidad de este concejo donde ya llega la fibra óptica, y si miramos alrededor resulta ser todo un contraste, ver un paisaje tan verde y evocador tan conectado con el mundo 'real' de la hiperconectividad. Cuando accedemos al pueblo por una cuidada carretera de una ligera pendiente, no nos imaginamos toda la belleza que estamos a punto de descubrir.
Esta casa de piedra de 300 m2 fue construída hace años, y rehabilitada en los años 90 por dos soñadores asturianos, que encontraron la típica casona asturiana de piedra unida a su cuadra para levantar de nuevo la tradición de siglos con los mejores materiales y la más elegante y cuidada madera de castaño. Pero no es hasta tan solo unos 4 años que se ha realizado el proyecto para darle total utilidad a sus 3000 m2 de parcela con una gran escollera, y aportando todo el lujo con una piscina de 4x10 con su cuarto de máquinas aparte, y un gran garaje triple con dos portones automáticos y uno manual, que, por si no fuese suficiente, se completa aún más con otra zona de aparcamiento para otros 4 vehículos junto a la entrada Este de la casa. Es otra gran ventaja de esta propiedad, más zona de aparcamiento, que pertenece a una segunda parcela edificable de otros 3000 m2, donde se podría incluso llegar a construir una segunda edificación a la altura de esta gran obra de arte. No obstante, es también una tranquilidad saber que nadie más va a construir junto a ella, dejando así intacto el paisaje alrededor.
La casa, ya entrando en materia, consta de 3 plantas separadas por una elegante escalera de castaño, junto a la cual también accedemos a la antojana Sur, con una gran mesa y rodeada de un jardín florido y lleno de vida, pero a su vez b.