Esta encantadora casita de campo se encuentra en uno de los parajes mas bonitos de toda la Vega Baja.
La finca cuenta con 6 tahúllas(unos 7.000m2) divididas en dos huertos, uno frente a la casa y otro a su lado.
Para entrar dispone de un camino privado, por lo que puedes poner una cadena o barrera ya que el acceso es solo para esta propiedad.
La vivienda de 180m2 está lista para ser reformada íntegramente.
Una gran cocina nos recibe, sin reformar y con los azulejos típicos de la huerta, nos trasporta a nuestra niñez, cuando merendábamos pan y chocolate, y los domingos nos juntábamos toda la familia a comer cocido con pelotas y de postre...almojábenas o tortada de las monjas! No faltaba nadie a la mesa y ese era el verdadero tesoro.
El resto de las habitaciones y el baño son todas exteriores y se puede conservar la distribución o, ya que te pones a reformar, hacerlas a tu gusto.
El salón, mantiene todavía parte del papel de las paredes, y bajo su techo de escayola, puedes soñar con crear en ella un hogar feliz, como lo fue durante muchos años para la familia que lo disfrutó y que ahora lo vende, con todo el dolor de su corazón, porque cada uno ha hecho su vida en un lugar distinto.
Las olas de calor de ahora no existían. En verano, las mujeres se sentaban por las tardes a tomar el fresco en sus mecedoras y como mucho, se abanicaban entre risas, cuando contaban por enésima vez, los mismos chistes.
Se comía de lo que había, patatas del huerto, huevos recién puestos de las gallinas, higos y prunas(ciruelas) en verano, y naranjas en invierno.
En navidad la abuela metía en el horno de leña, galletas y monas que dejaba fermentar debajo la cama durante la noche, porque era el lugar mas freso de la casa. El olor a mona recién horneada ponía los pelos de punta.
Los domingos de matanza siempre eran una fiesta y motivo de celebración durante todo el día.
No había móviles ni tablets y la tele, ni te acordabas que estaba allí. Los avances son positivos, pero dejar perder lo genuino de la tierra es una verdadera pena.
Si estabas buscando una casa en la huerta pero las que has visto no tienen agua ni luz, o tienen problemas para construir una casa de dimensiones razonables, esta es tu oportunidad.
Vivir en plena naturaleza hoy en día es un privilegio y tener un espacio para que tu familia se encuentre segura y feliz y pueda descansar del ajetreo y el estrés de la cuidad, no tiene precio.
No lo dudes y pídenos una visita, cuando la veas...la vas a querer para ti.
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