Hablar de la Costa Blanca es hablar de playas y
calas de ensueño en la Comunidad Valenciana.
Pero la Costa Blanca esconde muchos otros
atractivos en los que confluyen modernidad
y tradición. Tiene contrastes sorprendentes
que permiten dar saltos insospechados entre
universos turísticos en cuestión de minutos.
Si empezamos por Benidorm, y el resto de
municipios costeros de la Marina Baja, como
Altea, Alfaz del Pi, Finestrat y Villajoyosa, el mar
estará siempre presente. Calas y playas sin
parangón en todo el litoral, deportes acuáticos,
espectaculares parques temáticos y de ocio,
discotecas y bares para vivir la música sin freno,
zonas de copas para todos los gustos.
Si queremos cambiar de aires y darnos un respiro
en las montañas, nada mejor que adentrarse por
el Valle de Guadalest, un circo montañoso de 18
kilómetros de largo y 4 de ancho. Allí podemos
visitar el pintoresco pueblo de El Castell de
Guadalest, subiendo desde La Nucía, municipio
de referencia para los deportistas por sus
magníficas instalaciones, o bien por Callosa d'En
Sarrià, vergel de nísperos y parada obligada para
refrescarse en las fuentes El Algar.
Alicante, Denia, Calpe, Jávea o Torrevieja también
son destinos costeros que gozan de un clima
ideal para la práctica de las actividades náuticas,
una luz especial para relajarse junto al mar
Mediterráneo y disfrutar de unos días de ocio
y diversión. Camino al interior, entre la belleza
de unos paisajes uniformes, municipios como
Elche, Orihuela, El Castell de Guadalest o Alcoy
conservan un rico patrimonio artístico y cultural.